Conocí el libro gracias a un foro de Internet. Después, tras introducirme (como ladrón en la noche) en la página del autor, descubrí que la historia era bastante original y, lo más importante, que había sido escrita hacía ya varios años, antes de la avalancha de historias esotéricas al más puro estilo de Dan Brown o Matilde Asensi. Sin embargo, Fco. Javier (Barsaba para los foreros), sin pecar de fantástico o inquisitivo, nos relata una historia que podría, muy bien, haber ocurrido de verdad, lo que la diferencia de otras obras con una mayor dosis de imaginación. Sus personajes son tan puros y reales (aunque para el autor y otros lectores, el personaje de Lucía resulte un tanto fuera de lugar), que consigue demostrarnos que no siempre el protagonista debe tener alma de héroe; de hecho, Patricio Calleja se nos muestra a veces como "anti-héroe": cincuentón, divorciado, un hombre que no llama la atención ni se muestra sociable con los demás, alguien que se ve influenciado por el vigor de su alumna, Goretti, y cede siempre a sus caprichos. Sin embargo, es eso precisamente lo que le hace más real y humano. Y eso es algo que siempre he agradecido en una novela.
"El sueño del Judas" atrapa al lector desde el primer capítulo. Pero no es una de esas historias que el lector va intuyendo el resultado desde el principio, sino todo lo contrario, la trama permanece escondida hasta el final, cuando finalmente todo casa correctamente como las piezas de un rompecabezas. De hecho, las 100 últimas páginas resultan de lo más trepidantes.
Es la ópera prima de Javier Oliva, una novela que ha ido forjándose a través de los años para dejarnos un buen sabor de boca, como el "bouquet" de un buen vino que ha pasado el tiempo justo en las barricas de roble en el silencio de las bodegas. Es un libro que recomiendo; por su narrativa, por la extensa documentación, por su estilo claro, directo y sencillo, por su originalidad... y, cómo no, porque el autor ha realizado un trabajo magnífico del que debe sentirse orgulloso.
Es un libro que recomiendo sin temor a equivocarme.