martes, 12 de febrero de 2008

Dulce Amargor

Anoche me ocurrió algo sorprendente. Buscaba uno de mis libros entre las estanterías de la habitación de mi hijo Eric, cuando descubrí un pequeño libro de poemas de Francisco J. Illán Vivas. Da la casualidad que, días atrás, acababa de leer su novela "La cólera de Nébulos". En aquel instante decidí echarle un vistazo al poemario. Comencé a leer, y me olvidé de todo lo demás. Buscaba información para una obra que estoy escribiendo, y tuvo que esperar porque la poesía de Paco, nuevamente, me había atrapado.
Quisiera destacar de la obra su canto al amor y a la melancolía, versos de gran belleza erótica (algunos) y otros que se mueven por las insufribles pasiones de dolor que suelen acompañar al hombre en su viaje por la vida. "Dulce Amargor", resume en sí la complejidad de una existencia marcada por las buenas y malas experiencias. El título, tan sugestivo como bien empleado, me ha traído a la memoria aquel verso de la gran poetisa de Lesbos, Safo, quién decía: "¡Amor!... agridulce tormento". Con estas palabras resumía la décima Musa la condición de una vida entregada al amor por la belleza y la poesía, que siempre es algo que encontramos en las personas que tenemos a nuestro lado. Y así, Francisco Javier, ha querido regalarnos parte de esos sentimientos que unas veces dan color, y otras veces sombras, a nuestra vida.
No quiero dejar pasar por alto la oportunidad de reproducir dos de sus poemas, de este gran poemario:
FLORES NEGRAS
Flores negras
manchadas de tiempo,
inclementes andamios
grapados a paredes otoñales,
flores de zozobra
brotadas de campanarios
sin sombra interior,
surgidas de la niebla
que cubre mi cabeza,
del dolor a la tristeza
ajena al secreto
de un alma silenciosa.
En este diálogo florecido
ya no veo fachadas,
no ilumina el faro,
vengo de esa niebla
oscurecida
de flores negras.
TENGO FRIO
Tengo frío,
tanto tiempo arropado con tu piel
que ahora siento frío
y la ilusión desteñida
de un húmedo beso,
cálido abrazo de tus labios
a la desierta marejada de los míos.
Tengo frío
calado hasta los huesos
insolente, enjaulado y martirizando
mis postreras esperanzas.
Tengo frío.

1 comentario:

François de Fronsac dijo...

Estimado amigo:

Gracias por esta entrada, que no he podido, por que lo creo justo, evitar hacer referencia de ella en mi diario:
http://diariodruida.blogspot.com/2008/02/patrick-ericson-comenta-dulce-amargor.html

Saludos. Confio que el último poemario, Crepusculario, te guste tanto como éste.